Una justa valoración.
El apóstol de la revolución cubana, poeta cumbre José Martí evoca como un apotegma que “Honrar honra”; esencia que hace acopio del pasaje bíblico cuando el Supremo Dios instruye a honrar a tu padre y madre.
El Movimiento Izquierda Unida (MIU), y su Secretario General, el hermano Miguel Mejía, en búsqueda de exaltar el valor humano y el patriotismo convoca anualmente en un magnífico esfuerzo a celebrar el magno evento, “Galardón El Venturoso”, representado en una estatuilla confeccionada en bronce bañada en oro, diseñada por el escultor dominicano Juan Gómez, que simboliza y enaltece la regia figura del comandante Francisco Alberto Caamaño Deñó.
Una brillante ceremonia con mucha calidad, que constituye un gran aporte al reconocimiento humano de los que luchan en diversas latitudes por un mundo mejor. Así se hace Patria.
La premiación contó con la asistencia de altas personalidades, como el ex presidente Hipólito Mejía, la distinguida dama Rita Abinader Corona, El ilustre jurista santiagués Negro Veras y otras notables figuras. Los premiados como el renombrado escritor brasileño Frei Betto, impulsor de la Teología de la Liberación; la combatiente salvadoreña Nidia Díaz, una de las figuras firmante de los acuerdos de paz; a quien tuvimos el grato placer de conocer en el Pulgarcito de América.
Continuando los galardonados internacionales con Mariela Castro, sobrina de Fidel Castro, educadora y ex asambleísta; seguido del diplomático libio-nicaragüense Abdala Matoug quien clamó trabajar por la paz. El destacado galeno dominicano Antonio Selman, una lumbrera de la ciencia médica latinoamericana con connotación internacional, diabetologo y endocrinólogo.
La Sra. Vicenta Vélez viuda Caamaño, consagrada a la lucha revolucionaria. Vivió un momento de gran conmoción al recibir su Venturoso de la mano del brillante jurista Negro Verás, confundiéndose en un fuerte abrazo que le hizo recordar los años de lucha incesante por un porvenir que aún esperamos. Pero hemos avanzado.
Seguido de Freddy Ginebra, el prominente gestor cultural que le dice sí a la vida en plena paz; su alma libertaria lo llevó a construir un espacio para difundir la cultura latinoamericana, “Casa de Teatro”.
Para concluir con la trompeta del maestro que encumbró el ritmo que encontró espacio como patrimonio de la humanidad, el merengue de Wilfrido Vargas.
Además de esa gran riqueza fue un alto honor encontrarnos con el entrañable amigo solidario siempre Negro Veras, recordamos los tiempos de las conferencias internacionales en nuestra hidalga ciudad de Santiago, que él dictaba con el amigo Sully Saneaux, en la época de los dos mundos. Pero, el maestro Veras solo asumía un solo mundo postrado en una aberrante injusticia y brutal desigualdad. Y, por igual, recordamos la época del tribunal, cuando le tomaba notas en el estrado de la Primera Cámara Penal, con la siempre ilustre magistrada Dulce María Rodríguez De Gòris. Y, desde luego, cuando me firmó la comunicación de recomendación para salir a estudiar de la PUCMM a Rusia, gran travesía maestro, que el amigo Agripino que en Paz descanse, nunca comprendió.
Por: José Manuel Castillo Betances