En medio de una indefinición de si realizaba o no la puesta en circulación de mi más reciente libro “Del caribe a los antípodas”, dada la alerta de los organismos meteorológicos nacionales y extranjeros por los posibles efectos del huracán Fiona, me generó un dilema si posponíamos o realizábamos la actividad como teníamos planificado para el pasado domingo 18, en la Alcaldía de Santiago de Los Caballeros, gracias a las facilidades brindadas por el amigo Abel Martínez, Alcalde de la ciudad de Santiago.

Luego de varias consultas a distintas fuentes, decidimos mantener la convocatoria y realizar el acto de puesta en circulación del libro. Fue correcta nuestra decisión porque tuvimos la dicha de que en el desplazamiento de la ciudad capital a Santiago no se produjeron lluvias y llegamos a la Ciudad Corazón con un sol resplandeciente. Pese a que llegamos antes de las 10 de la mañana, hora prevista para iniciar el acto, ya el salón estaba lleno a plena capacidad, gracias a la efectiva labor de los compañeros del Movimiento Izquierda Unida de la región norte y a la efectiva labor de prensa que realizamos para dicha convocatoria.

El acto tuvo una característica internacionalista, marcada por la cantidad de mensajes recibidos, tanto de los representantes de la República Popular Democrática de Corea, de la República Socialista de Vietnam, de la República de Cuba, la presencia de una amplia delegación de la embajada de la República Popular China, en el país, de la embajadora de la República de Nicaragua, el encargado de Negocios de la República Bolivariana de Venezuela, el encargado de Negocios de la República de Honduras, entre otros amigos internacionales que estuvieron presentes.

Fue una actividad cargada de muchas emociones, por su contenido que inició con la intervención de la querida Rita Abinader, que, aunque sabía que nos acompañaría no estaba pautada su intervención en el programa a desarrollar, lo que constituyó para mí una grata sorpresa y me vino a la memoria la imagen de su padre, el doctor José Rafael Abinader, porque con el sentimiento, la fuerza, elegancia, sinceridad y precisión de cada frase de su discurso, que había preparado la noche antes, haciendo gala de una buena oratoria, evidentemente honraba la amistad, el cariño y respeto que guardábamos por su padre en vida, hoy a su memoria. Seguido por el amigo Ignacio Ramonet, prologuista del libro, intelectual de reconocimiento universal, por la agudeza de sus análisis, por la cantidad de obras escritas y su buen ejercicio periodístico. Siguiendo el doctor Elíades Acosta Matos, historiador, escritor, bibliotecario, un intelectual nacido en Santiago de Cuba y adoptado por los dominicanos. A seguidas, la Encargada de Negocios (Embajadora en funciones por ausencia del embajador Zhang Run), señora Zhou Yuqi, habló en nombre de la Embajada de la República Popular China, acompañada por el Ministro Consejero saliente Zhang Buxin y el Director de Asuntos Políticos Xu Teifei. A seguidas, las palabras del Rector Magnífico de la Primada de América, Universidad Autónoma de Santo Domingo, Editrudis Beltrán, quien nos dio el honor de su presencia, con una intervención cargada de calidez, remontándose a nuestra época de dirigente estudiantil del Frente Estudiantil Flavio Suero -FEFLAS- y de las luchas que libraba este movimiento, de las cuales él formó parte.

Finalmente, me tocaban a mí las palabras de cierre, ya cargado de todos estos momentos emotivos y significativos. Quise remontarme a la época en que Fidel Castro había convocado a varios cónclaves en La Habana, Cuba, por el no pago de la deuda externa, en algunos de los cuales tuve oportunidad de participar. Reivindiqué ese viejo anhelo del comandante Fidel, pero en mi caso, se trataba de una gran deuda de gratitud con algunos de los presentes, que sí quería pagar y hacerla eterna, lo que constituye para mí gran satisfacción no sólo porque me acompañaban en la presentación de mi libro, sino porque me daban la oportunidad de expresarles algo que he llevado tantos años en mi adentro, y era, poder expresarle a ese viejo luchador, combativo, firme, coherente y humano, como es Miguel Ángel Muñiz Arias, recordándole cuando en el año 1976 me llevaron preso al penal de La Victoria, a la zona conocida como “El Hospital” donde encerraban a los presos políticos. Concluida la primera visita, se me acercó con esa voz pausada, sacerdotal, con ese espíritu humanista, solidario y revolucionario a preguntarme si había recibido la visita de mis familiares y poniéndose a disposición. No había tenido la oportunidad de expresarle, por ese noble gesto, mi profunda admiración, respeto y gratitud.

De igual manera, lo pude hacer con ese prestigioso abogado santiaguero, Ramón Antonio -Negro- Veras, que durante mi prisión de la época se constituyó en abogado de un grupo de presos políticos, entre los cuales me encontraba, y siempre lo hizo con entusiasmo y alta profesionalidad, sin ningún interés de lucro, con esa agudeza que le ha caracterizado en el ejercicio de su profesión. Me permití recordarle a una nueva generación presente en dicha actividad, cómo Negro Veras había evidenciado la maniobra de los jueces balagueristas de la época, que en contubernio con la policía represiva de Balaguer prefabricaban acusaciones falsas para justificar la persecución, el encierro, la deportación o los asesinatos de los revolucionarios desafectos con el régimen. Fue Negro Veras que puso en evidencia que una misma granada era utilizada como cuerpo de delito contra algunos militantes revolucionarios. Para mí es una gran honra y satisfacción haber contado con la presencia de un ser humano de esta dimensión.

También tuve la oportunidad de darle la bienvenida a la nueva ministra consejera de China, señora Zhou Yuqi, entregándole un ramo de flores y despedir al ministro consejero saliente, señor Zhang Buxin, entregándole una placa en pirograbado, de reconocimiento a su amistad y labor diplomática en nuestro país. El próximo domingo parte hacia Cuba donde asumirá nuevas funciones. Cerré la concurrida y colorida actividad haciendo mis ponderaciones sobre mi libro y yo.