La República Cooperativa de Guyana o simplemente Guyana, es un país ubicado en la costa norte de América del Sur, miembro de Unasur, Celac y asociado del Mercosur. Sus límites comprenden el océano Atlántico al Norte, Surinam al Este y Venezuela y Brasil al Oeste. Aproximadamente las tres cuartas partes de su territorio son reclamadas por Venezuela, específicamente la zona llamada Guyana Esequiba, y Surinam también reclama una parte del territorio al sureste del país, conocida como Región del Tigrí.
La explotación de petróleo en Guyana es una actividad que la quieren transformar en una de las más importantes del mundo y tras esa pretensión anda los Estados Unidos de Norteamérica, como forma de constituir un bloque energético en el Caribe y continuar trabando las posibilidades comerciales de Venezuela como país productor de petróleo.
Existe un pacto entre Venezuela y Guyana de no explotar la zona en litis, el cual, al decir de expertos venezolanos, no se ha respetado porque actualmente dicha zona se ha estado explotando por empresas extranjeras llevadas por el Gobierno de Guyana, en franca obediencia a las pretensiones estadounidenses.
Esta situación comprende ciertos antecedentes a tomar en cuenta: En junio de 2022, durante la Cumbre de las Américas, la señora Kamala Harris, vicepresidenta de Estados Unidos, lanzó la iniciativa PACC 2030, como un mecanismo de cooperación con las naciones del Caribe para abordar la crisis climática y desarrollar soluciones de seguridad energética a largo plazo. Desde entonces la vicepresidenta estadounidense se ha reunido con seis jefes de Estado caribeños, incluido el presidente guyanés Mohamed Irfaan Alí.
En septiembre de 2022, el presidente Alí y varios líderes de Caricom se reunieron con Kamala Harris en Washington, para dar seguimiento a los compromisos alcanzados durante la Cumbre. En esta ocasión, el presidente guyanés solicitó al gobierno estadounidense el otorgamiento de 25 millones de dólares en asistencia para impulsar la agenda de seguridad alimentaria y agricultura en el Caribe, mediante proyectos relacionados con la sostenibilidad, la tecnología y la investigación como la hidroponía.
En marzo del presente año, el asesor especial de la vicepresidenta Harris para el Hemisferio Occidental, Joseph Salazar, y el director Adjunto de Asuntos del Hemisferio Occidental – Oficina de Asuntos del Caribe, Michael Taylor, visitaron Guyana y sostuvieron reuniones de alto nivel con el mandatario Alí y su gabinete para abordar asuntos relacionados con seguridad alimentaria, energía y clima, así como la estrategia de desarrollo bajo en carbono de Guyana. En ese mismo mes, el día 17, una delegación de la Cámara de Representantes de EE.UU. visitó Guyana, allí, el presidente del Comité de Medios y Arbitrios de dicha Cámara, Jason Smith, dejó bien claro, lo que ya el mundo sabe, que el objetivo de Washington es liderar el desarrollo, la extracción y la venta de petróleo de Guyana, y por tanto, frustrar los intentos de China de posicionarse como socio confiable en la región.
Entre el 8 y 10 de mayo pasado, Geoffrey R. Payatt, subsecretario de la Oficina de Recursos Energéticos (ENR), del Departamento de Estado, realizó sendas visitas oficiales a Trinidad y Tobago y a Guyana, para revisar temas relacionados con la promoción de la seguridad energética en el Caribe y la transición a energías limpias, según lo contemplado en la PACC 2030 (por sus siglas en ingles).
Al principio del presente mes, nuestro presidente, Luis Abinader Corona, viajó a Guyana donde sostuvo reuniones bilaterales con las máximas autoridades y dejó inaugurada la Embajada Dominicana en este país suramericano, calificando su visita como estratégica e histórica desde el punto de vista del fortalecimiento de las relaciones entre ambas naciones y pueblos, destacando que su crecimiento económico representa una gran oportunidad para la República Dominicana. Que su crecimiento permanente, desde 2019, le ha permitido descubrir una gran cantidad de hidrocarburos, tanto de gas natural como de petróleo. “Porque ellos tienen grandes extensiones de terrenos, tienen petróleo y nosotros tenemos también un sector empresarial que se puede favorecer de ese desarrollo y nuestro gobierno, que también, como firmamos un acuerdo podemos trabajar en lo que es la seguridad energética de la República Dominicana tanto a un corto, a un mediano y para un largo plazo.”
En todo eso tiene sobrada razón el señor presidente, desde el punto de vista de la crisis energética en nuestro país, la crisis climática global, la crisis de la gestión del agua, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria. Y, desde el punto de vista del libre mercado con independencia y soberanía propia. Conocemos de sus esfuerzos en procura de buscar solución a la situación energética del país.
No obstante e independientemente de la buena voluntad de las actuales autoridades guyanesas, su presidente Mohamed Irfaan Alí, su primer ministro Mark Anthony Phillips, ambos del Partido Progresista del Pueblo, organización que conocí en la época del buen amigo Cheddi Jagan (jefe de gobierno 1992-1997) y Janet Jagan (jefe de gobierno 1997-1999) y de su otrora canciller Clement Rohee, amigos todos, es importante considerar la situación del diferendo territorial que existe entre la República Cooperativa de Guyana y la República Bolivariana de Venezuela, para que determinados acuerdos y negociaciones estén libre de incidencias como consecuencias de esa litis.
En otro orden, la iniciativa que se encamina bajo la égida de los Estados Unidos en temas tan cruciales para la humanidad, como las crisis climática, energética y de seguridad alimentaria, en la forma puede ser una atracción pero en el fondo no es más que otra de sus cartas hegemónicas, y, dada la importancia estratégica que ha adquirido Guyana en sus planes, no solo para garantizar su propio suministro, sino en el acceso de otros mercados a estos hidrocarburos. Por eso las recurrentes visitas a ese país por parte de altos funcionarios estadounidenses.
Cabe destacar que el extinto presidente Hugo Rafael Chávez Frias, creó el bloque energético Petrocaribe para compartir sus riquezas naturales (petróleo) con las naciones pequeñas, pobres y no productoras de petróleo de la región del Caribe, brindándoles facilidades de bajos precios, condiciones de pago muy favorables, e inclusive, aquellas naciones que no tuvieran para pagar en dinero, pudieran hacerlo con bienes y servicios, sin ponerles ningún tipo de condiciones políticas e ideológicas. Chávez, como discípulo de Simón Bolívar, que luchó por una Patria Grande, impulsó esta iniciativa en plena solidaridad con los pueblos. Iniciativa que ha sido continuada, en condiciones más adversas, por el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros. Los Estados Unidos de Norteamérica en su geopolítica hegemónica y disociadora han venido politizando esta noble iniciativa, de ahí el paralelismo que procuran crear, pretendiendo un bloque energético paralelo, lo cual no veríamos mal si tuviera el propósito y alcance de Petrocaribe bolivariano.
Además, en todo este contexto, y es quizás lo más detonante en cuestión de soberanía territorial, es que buena parte de los proyectos de desarrollo en materia petrolera del gobierno de Guyana, se llevan a cabo en áreas marítimas que pertenecen a Venezuela, encontrándose ubicados en la línea de proyección de Guyana Esequiba. Por ello, nuestra opinión de que en medio de esta litis territorial entre dos países hermanos, la solución a la crisis de hidrocarburos en nuestro país no puede estar en Guyana, en estos momentos.