Indicadores provistos por Melissa
Tras el anuncio sobre la formación de la tormenta tropical Melissa y su posible paso por el territorio dominicano, las autoridades correspondientes se activaron y en sesiones convocadas por el presidente de la República Luís Abinader analizaron las características y pronósticos del fenómeno climático, estableciendo un protocolo oficial que ha sido servido a la población conforme al comportamiento de la tormenta.
Cabe reconocer que las autoridades de los organismos de emergencia se han declarado en sesión permanente a nivel nacional, procurando crear una activa cadena de acción preventiva que redunde en seguridad para la población. Es lo que siempre sucede en sus distintas modalidades, según la visión de los gobernantes de turno y las circunstancias.
Reconocer también que las informaciones servidas por especialistas meteorológicos y predictores han sido muy precisas, con explicaciones detalladas del curso de la tormenta, lo cual es ampliamente difundido por diversos medios de comunicación y desde puntos críticos del territorio nacional, especialmente en las provincias marcadas con alerta roja, amarilla y verde.
Lo más importante a reconocer en este caso es que Melissa ha mostrado indicadores de situaciones de vulnerabilidad, en distintos puntos del país, incluido el Gran Santo Domingo, que no son nuevas: cañadas llenas de desechos sólidos, drenaje pluvial atascados por objetos que impiden el desalojo del agua lluvia, puentes colapsados, crecidas de ríos y cañadas, viviendas a orillas de ríos colapsadas o en alto riesgo, calles urbanas, rurales y avenidas anegadas al extremo de no ser transitables. A esto se suma el clamor de personas, con rostros muy golpeados por las necesidades prioritarias y la pobreza, clamando ayuda, conscientes de que ante las lluvias deben abandonar sus casas e ir a refugios disponibles, pero temen perder o volver a perder los ajuares de sus viviendas.
Esta situación no es nueva. Es el cuadro vivido en distintos gobiernos que procuran asistir a los desplazados por estos tipos de fenómenos climáticos, en materia de alimentos, agua potable, albergues seguros, medicinas, médicos, colchones, mosquiteros, entre otros, pero la ayuda termina con el término del riesgo del fenómeno y el caudal de este cuadro, como el del río, vuelve a su cauce. Muchos de esos rostros que hoy claman son los de ayer, padres, abuelos, hijos, nietos y familias de nueva formación.
La temporada ciclónica, comprendida del 1 de junio al 30 de noviembre de cada año, aunque muchas veces la varía los efectos del cambio climático, trae consigo las mismas lamentaciones y las autoridades se ven obligadas a responder a iguales o mayores contingencias.
Indicadores de Melissa pueden ayudar a cambiar el cuadro
La tormenta Melissa desde la tarde del pasado martes 21 está sacando a flote varios indicadores ya conocidos que fueron visibles en las catástrofes de noviembre de 2022 y 2023, y julio de 2024, como consecuencia de los fenómenos climáticos ocurridos, cuyos impactos muchas familias y el pueblo en lo general tiene muy presente.
En el último evento, un reconocido especialista meteorólogo dijo “los efectos del cambio climático, desestabilizando los patrones atmosféricos y oceánicos en la región, continuarán en los próximos meses con el potencial de repetirse estos eventos de inundaciones extremas en corto tiempo.” Esta advertencia y los hechos registrados de por sí se constituyeron en una alerta roja para que las autoridades comenzaran a trabajar en estrategias viables, en un llamado de unidad nacional de prevención por la vida.
Posterior a las citadas fechas, en distintos momentos se han anunciado e iniciado proyectos habitacionales, construcción de puentes y otras infraestructuras viales, limpieza y rescate de fuentes acuíferas (ríos, cañadas), quizás con otra mira que no son estos indicadores mostrados por Melissa. Uno de esos indicadores es la crecida de ríos medible para la construcción de futuros puentes y monitoreo para que no surjan en esos territorios asentamientos humanos incontrolados.
Estos fenómenos naturales son un llamado a la conciencia social y gubernamental, a la clase política, a todos, como forma de aunar esfuerzos, ideas y acción frente a lo necesario. Lo que hemos visto, ha sido penosas críticas de algunos opositores a ciertas decisiones oficiales, otros han aportado ideas, aunque el ego político no las tome en cuenta. No obstante, vivimos en una democracia en construcción que permite toda esa variabilidad de opinión, aunque a veces se olvida la tolerancia y el respeto mutuo.
Nuestro llamado, a todos, los de hoy, los de ayer y los que vengan, es que tomen en cuenta los indicadores provistos por Melissa, la tormenta errática que llegó para que nuestros gobiernos planifiquen políticas institucionales unificadas puntuales en materia de gestión de riesgos, tendientes a minimizar y eliminar los tormentos a la población, especialmente a esos sectores vulnerables, ante cada fenómeno climático que la naturaleza nos envíe. ¡Es hora!