¿Premio Nobel? ¡No relaje!
Al enterarme a través de un amigo de que el Comité Noruego del Nobel había decidido otorgar el Premio Nobel de la Paz a la venezolana María Corina Machado, uno de los galardones más prestigiosos del mundo por su naturaleza, mi respuesta ipso facto fue el título de esta entrega.
Si partimos de los criterios oficiales para otorgar el Premio Noel de la Paz, en el marco del testamento moral del empresario industrial sueco Alfred Nobel, que data de 1895, establece que el premio debe entregarse a “la persona que haya trabajado en favor de la promoción de la fraternidad entre las naciones, abolición o reducción de armamentos, celebración y promoción de congresos de paz, resolución de conflictos internacionales por medios pacíficos, derechos humanos como eje fundamental para la paz”, entre otros.
En teoría, desde 1901 el premio lo concede cada año el Comité Noruego del Nobel integrado por cinco miembros elegidos por el Parlamento Noruego quienes revisan las propuestas de candidatos y candidatas que reciben de todo el mundo, y tiene la potestad de proponer candidatos como parlamentarios, organizaciones internacionales, jefes de Estado. Y, en este proceso, según se dice toman meses de revisión y deliberaciones “secretas” para elegir a la persona u organización que a su juicio es merecedora de tal distinción.
En la práctica, ha quedado demostrado desde los últimos años que tal decisión ha estado apartada de los criterios oficiales que le dieron origen, dentro de una visión humana y comunitaria. y se evidencia la politización del Comité encargado de otorgar dichos galardones.
Estudiando los criterios oficiales en complementariedad con los ganadores del Premio Nobel de la Paz, salvo excepciones, tomando en cuenta los últimos cinco galardonados, se abren ciertas interrogantes cuyas respuestas serían evidencias de lo que afirmamos precedentemente, buscando chivo expiatorio.
Entre estas interrogantes: ¿Cómo se puede evaluar si alguien es merecedor del premio? ¿Cuáles acciones específicas con indicadores medibles relacionadas con los criterios oficiales se pueden evaluar como realizadas por la persona indicada para recibir el premio? Si partimos de respuestas reales a estas interrogantes, el Premio Nobel de la Paz 2025, se aparta de los criterios oficiales y constituye una vergüenza en sí mismo, que desnaturaliza su conceptualización, origen e historia. Con esta decisión, el Comité Noruego del Nobel demuestra que el Premio ha estado manipulado a favor de los intereses de Occidente. Cabe recordar algunos de los últimos Premios Nobel de la Paz: En 2021, Dimitri Murátov, opositor del gobierno ruso; 2022, Alés Bialiatski, opositor del gobierno bielorruso, Narges Mohammadi, opositora del gobierno de Irán, en 2023. Y hoy, la cabeza de una fracción de la oposición al gobierno de Venezuela.
¿Quién es María Corina Machado?
Una promotora de la desestabilización de la democracia en su país, la República Bolivariana de Venezuela, madrina de las guarimbas, activista del intervencionismo militar contra su país, defensora del genocidio y exterminio israelí contra el pueblo palestino en su vínculo directo con Netanyahu, enemiga de los procesos democráticos de Venezuela que desconoce todos los poderes públicos constituidos conforme a las leyes, obedece a las directrices encomendadas desde dentro y desde fuera en contra de la autodeterminación del pueblo venezolano; en vez de promover el diálogo y la concertación para la paz, llama a la insurrección de civiles y militares en su pretensión de tomar de manera violenta el poder que se le ha negado en las urnas. Ha solicitado intervención armada contra Venezuela, promueve y apoya las sanciones de los Estados Unidos de Norteamérica y sus aliados, consistentes en medidas coercitivas ilegales y pide más sanciones económicas contra la Patria de Bolívar, el Libertador, para ahogar a “su pueblo” en la violencia estructural de la pobreza; violatorias del derecho internacional.
Esa señora no es solamente parte de la fragmentada oposición al gobierno legítimo de Venezuela, como los hay en todas las democracias donde el pueblo elige libremente a sus autoridades, esa señora es enemiga de la paz. ¿Cuáles son los méritos para este Nobel? Otorgar el Premio de la Paz a una persona que permanece promoviendo invasiones militares, golpes de Estado, guerras, sanciones económicas contra su pueblo, en un momento complejo de la geopolítica es una vulgar aberración que de por sí pone de manifiesto sus reales propósitos.
El verdadero propósito del premio
En este momento en que Venezuela es asediada por una crisis geopolítica de múltiples dimensiones, justificada en la pretensión de los Estados Unidos de Norteamérica de una lucha contra los carteles de la droga en Latinoamérica y el Caribe, en cuyas aguas territoriales con la mira hacia el hermano país suramericano mantienen un despliegue naval de alto calibre, otorgar el Nobel de la Paz a una figura de la oposición política venezolana, sin los méritos esenciales, tiene la lectura real de un mensaje político que procura construir una figura de recambio ante el interés estadounidense de producir un cambio brusco de régimen.
En ese propósito, a sabiendas de lo que es y representa María Corina Machado, procuran elevarle el perfil, concederle inmunidad como forma de lograr el objetivo que le ha resultado difícil en el tiempo que para ellos lo han concebido, porque se han encontrado con la firmeza de un pueblo capaz de defender, hasta con su vida, su independencia y soberanía. El rechazo generalizado a este premio de los sectores que verdaderamente creen en la paz firme y duradera no permitirá que los interesados logren sus propósitos, utilizando de manera tan vulgar y vergonzosa un recurso noble convertido en un relajo.