ODS Vs. Día Mundial del Medio Ambiente

Este jueves 5 de junio se celebra el Dia Mundial del Medio Ambiente, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1972, sin que a la fecha podamos exhibir a nivel global avances significativos con indicadores visibles en favor de la vida sobre el Planeta. El título de esta opinión lo relacionamos directamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), porque comprenden las 17 medidas adoptadas por los líderes mundiales el 25 de septiembre de 2015 tras el propósito de proteger el Planeta, luchar contra la pobreza para construir un mundo justo y sostenible para las nuevas generaciones. Los ODS comprenden 169 metas y 231 indicadores dentro de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Estamos en el año 2025 y falta mucho por hacer.

La gran meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es atraer el involucramiento responsable de los gobiernos, sectores empresariales, sociedad civil, personas individuales, en la lucha para la consecución de las metas globales y específicas. Entre los 17 objetivos, dos (ODS 11 y 12) tienen que ver directamente con el medio ambiente y tres (ODS 13,14 y 15) son complementarios, aunque podemos decir que el tema ambiental es transversal a todos los ODS.

“Ciudades y Comunidades Sostenibles” es el objetivo 11;

“Producción y consumo responsable” objetivo 12;

“Acción por el Clima” objetivo 13

“Vida Submarina” objetivo 14;

“Vida y Ecosistemas Terrestres” objetivo 15;

Si tomamos en cuenta el resto de objetivos, comenzando por el primero “Fin de la Pobreza” y el segundo “Hambre Cero”, se reafirma  nuestra opinión de que todos se correlacionan con el medio ambiente; además el desarrollo sostenible se sustenta en tres variables: Económica, ambiental y social, lo cual significa que el desarrollo económico debe considerar la gestión amigable con el medio ambiente y su biodiversidad, así como a los aspectos sociales inherentes a las personas, especialmente la salud, educación, alimentación.

Cada año, se escoge un lema para celebrar el Dia Mundial del Medio Ambiente, como un llamado de atención a todos los actores claves vinculantes, incluidas las personas individuales. “Sin Contaminación Plástica” es el lema 2025, con este se procura sensibilizar, crear conciencia para contribuir a erradicar la presencia de sustancias nocivas en los ambientes terrestres, acuáticos, aéreos, marinos, que causan daños a la salud de los ecosistemas y de las personas. Es un llamado para las acciones cotidianas de todos, en medio de una realidad que demanda un compromiso diferenciado pero compartido. La costumbre en la contaminación es que los grandes contaminan y los pequeños pagan.

En este contexto hay que tomar en cuenta dos factores determinantes que contribuyen a la contaminación ambiental: el aumento de la población humana y el acelerado desarrollo industrial, factores de los que no se puede prescindir aunque sí controlar en el marco de las leyes vigentes de cada nación y partiendo de los tipos de contaminación ambiental (que merece capítulo aparte), así como de la principal consecuencia de la contaminación ambiental: el calentamiento global que intensamente nos afecta.

Impacto del plástico en el medio ambiente

El uso de plástico se ha convertido en una gran preocupación para quienes los producen y sus usuarios, porque la difusión de información sobre sus efectos contaminantes es muy abundante y se multiplica, incrementándose la conciencia ciudadana; pero, a la par, crecen empresas y micro empresas que promueven su uso con envasado de sus productos para la venta.

Las estadísticas indican que los plásticos de un solo uso representan más del 50% de los que se producen cada año. ¿Dónde van a parar esos desechos? Al suelo, a los ríos, mares (playas) y océanos, ocasionando severos daños. Millones de especies marinas mueren anualmente por la contaminación de plástico, a lo que se agrega miles y miles de especies terrestres afectadas por los químicos dañinos que liberan tipos de plásticos en el suelo, que también se filtran a las fuentes de aguas, incluidas las subterráneas.

Otro impacto común de los plásticos desechados fuera de toda disposición final adecuada, es en las alcantarillas y/o rejillas por donde debe circular el agua de la lluvia en las calles y caminos; cuando se tapan puede ocasionar inundaciones y matar animales marinos que quedan atrapados en bolsas plásticas.

La contaminación por plástico se ha convertido en uno de los mayores desafíos ambientales del presente siglo. Se prevé que dentro de cinco años los océanos tendrán una tonelada de plástico por cada tres de peces. Y para el 2050 nuestros océanos albergarán más plásticos que peces. ¿Estamos dispuestos a permitir esta situación?

La clave: Educación Ambiental

Cada año en esta fecha, cuando la Asamblea General de la ONU en coordinación con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) definen un tema para la celebración del 5 de junio, no se trata de lanzar una simple consigna para que se lea en alguna actividad de forma o se escriba en un cartel, el propósito es convocar a los lideres mundiales, a los actores claves a asumir el llamado y promover su contenido entre sus instituciones públicas, empresas, asociaciones, escuelas, iglesias, clubes, gremios, sindicatos, partidos políticos, procurando elevar el nivel de conciencia individual y colectiva hacia la protección del medio ambiente y su biodiversidad, sin que ello implique mermar el desarrollo económico con mirada ambiental y social.

En este gran compromiso global, la educación ambiental es la clave. Vista como un proceso holístico para formar una ciudadanía consciente y comprometida con la protección del medio ambiente.

Solo desde la educación ambiental es posible promover la sostenibilidad como proyecto social que implica justicia social, uso y disfrute amigable de los recursos naturales con igualdad y equidad, democracia participativa, distribución de la riqueza, protección del patrimonio natural, respeto mutuo, preservación y conservación de la naturaleza. Todo esto se sustenta en el principio de soberanía ambiental que deben preservar los Estados, con elevado grado de responsabilidad, para proteger el ambiente dentro de sus propias leyes y políticas, sin que ninguna tercera persona o Estado pueda interferir.

La educación ambiental permite exhibir como logro a más personas empoderadas y conscientes de la protección ambiental y su interacción con la naturaleza, que exhibir cientos de “sanciones” en papeles a supuestos agresores ambientales, muchas veces apadrinados los verdaderos.

La educación ambiental también permite respetar con responsabilidad el cumplimiento de los acuerdos bilaterales y multilaterales sobre el medio ambiente, basados en el interés colectivo.

La mirada queda puesta en el avance con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que no será posible cumplir en su totalidad al 2030, en el lema del Día Mundial del Medio Ambiente 2025 “Sin Contaminación Plástica” y en el fortalecimiento de la educación ambiental como la clave hacia estos propósitos.